sábado, 23 de septiembre de 2017

Contagiar la ilusión


Los rifirrafes que están sucediéndose desde hace un tiempo entre la Generalitat y el gobierno central están avocando a los catalanes, y por extensión a los demás españoles, a un abismo de odio y recelos del que no sabemos si podremos salir. El problema es muy grave y los que luchan contra el independentismo lo están haciendo de pena. Sus argumentos apelan a la razón: si os vais os quedareis muertos del asco, sin liga, sin Unión Europea, etc. Eso es un sinsentido. ¿Acaso se creen que unos luchadores por la libertad (como ellos se creen que son) van a rebajarse, van a venderse por esas miserias? Vamos, por favor, un poquito de dignidad. Si yo fuera independentista me burlaría de estos viles intentos de chantaje materialista.

No. La verdadera batalla en este conflicto está en los sentimientos, en el corazón, en el alma. No se trata de si los catalanes ganarán más si dejan de ser españoles o de si las empresas multinacionales se están yendo de Barcelona. No. Los independentistas creen que su causa es buena y justa, y no sé usted estimado lector, pero yo cuando me implico en una causa me da igual perder tiempo, dinero u horas de sueño. Esto es lo que sienten los independentistas y es algo que hay que respetar. La respuesta no son las burlas, los insultos o la violencia porque estas cosas sólo les dan más razones para querer irse


Así pues, este es el terreno en que debemos movernos aquellos que creemos que el separatismo es un error, que somos mejores juntos que separados. Debemos luchar con ganas, con corazón. Debemos hablar con ellos, contagiarles la ilusión que produce ser parte de un gran proyecto, ser parte de España. Ahora bien, habrá algunos que dirán: - “Bueno, bueno, eso es muy bonito, pero aquí quien la está pifiando es la Moncloa, ¿a mí qué me cuentas?”. Pues, te cuento otro par de cosas más. En primer lugar, que  tenemos los políticos que nos merecemos, porque es mucho más fácil y cómodo criticar desde la barrera sin implicarse en nada. En segundo lugar, que este problema nos afecta a todos y, por poco que sea, algo podremos hacer en nuestro día a día para que nuestros hermanos catalanes sientan que son bienvenidos en cualquier parte de España.

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